Mi ridículo sueño

“Vale la pena luchar por un ridículo sueño”

Le tengo alergia y rechazo crónico a la rutina. El que me conoce sabe que mi habitación no dura más de 2 meses sin cambiar la cama y muebles de lugar. Necesito viajar a algún lugar nuevo al menos una vez al año, sigo siendo como una niña pequeña que necesita descubrir cosas todo el tiempo o se aburre, se deprime y siente que muere lentamente. Mi cuerpo no puede cumplir un horario de oficina de 7 a 6 de la tarde y mi cabeza comienza a delirar si debo concentrarme demasiado estudiando por más de 1 hora, hasta el ruidito del ventilador será más interesante, a no ser que encuentre otra distracción, como una mosca.

Mi familia no es millonaria, nunca me dieron una «mesada». Vivo bien por que tengo el amor de mi familia y amigos, un techo sobre mi cabeza, un seguro médico y comida en la heladera, todo gracias al esfuerzo de mis padres. Pero si quiero hacer un viaje, pagar un transporte público, tomar un taxi, ir a algún concierto o hacer alguna salida con amigas, siempre, desde que tengo ganas de hacerlo me lo pagué yo misma. Trabajo desde los 14 años, rebuscandome, mirando anuncios en los periódicos, yendo a entrevistas de trabajo, sin éxito por ser tan chica. Así que, como muchos que buscan tener su propio dinero, empecé lavando platos en casa, ayudando a mamá con los niños del Kinder a enseñarles inglés y a utilizar la computadora, fui promotora de supermercado matandome la espalda aburridisima por horas ofreciendo boludeces y otras promotora de una empresa telefónica donde al menos pude ir a matarme la espalda en conciertos. Ya cuando fui más grande pude ser la profesora oficial de los niños de 2 y 3 años en el Kinder de mama ¡Que hermoso trabajo fue ese!. Tambien entre a trabajar a una aerolínea en horarios de madrugada haciendo Check in y viendo despegar y aterrizar aviones mientras me divertía tanto con la que sería mi mejor amiga. ¡Que hermoso trabajo también fue ese!

Y me rebusque y siempre me rebusque para mantenerme trabajando, intentando siempre que sea de cosas que me gustaran, para no sentir ese aburrimiento y disconformidad con mi vida.

Un día de esos que casi no ocurren por las responsabilidades de cada dia, pare y me escuche a mi­ misma. Me pregunté cuál era mi sueño. Mi ridículo sueño era viajar; pero no como una turista, mi sueño era vivir en diferentes países cada cierto tiempo. Me mueve ser parte de un lugar diferente del que vengo, entender sus medios de transporte y saber moverme sola, haber probado todas sus comidas y poder entenderme con la gente local. En sí, aprender de una nueva ciudad y quedarme allí­ por un tiempo hasta que sea hora de mudarme de nuevo, como los muebles de mi habitación.

Cien millones de obstáculos para esto, o al menos dos muy cruciales: fronteras/cuestiones legales y el dinero/trabajo. No lo tengo todo resuelto, pero descubrí­ que el secreto es escucharse a uno mismo, sentarse y aclarar contigo que es lo que queres, que es lo que te hace feliz, que es lo que no te hace feliz. Bien. Ahora, ¿cuales son los obstáculos para conseguirlo? ¿Cuales son las soluciones? ¿Cuales son los pasos para llegar a eso? 1.627.664 pasos. Ok. Empecemos por el 1, seguirá el 2, el 3 y así llegaremos, en algún momento. Come y dormí pensando en eso. Si si, obvio, es muy importante sobrevivir pero también lo es VIVIR.¿Cuántas vidas pensas que tenemos? Tal vez reencarne como la nieta de Zuckerberg pero que yo sepa y por el momento solo tengo esta vida, con el ridículo sueño de vivir en muchos países y descubrir cosas nuevas. No me voy a conformar, no voy a descansar. Mi vida y mi tiempo en esta Tierra es único y valiosísimo.

0